miércoles, 1 de junio de 2011

Escotoma Cap 5

 Acá dejando el capitulo 5, disculpen la demora, pero la universidad y la falta de ganas de escribir me tenian fuera de  combate!
espero que alguien lea esto.... cualquier critica es bienvenida \

Walker!
Capítulo V

“Guardianes”


  Desperté en mi habitación, sin saber  mucho, estaba con ropa limpia, mi cabello recién lavado y perfumada, como si no hubiese pasado nada,  abrí la ventana de mi alcoba, mi pelo oscuro se mecía con el viento, tapando mi cara,  mire el reloj,  las nueve de la mañana y ni siquiera Sebastián había tocado a mi puerta, pensaba en que todo  era un sutil sueño, que despertaría de  esa tranquilidad  y vería el cadáver de  Miguel junto a mi desangrado cuerpo, sosteniéndose sobre los brazos de Caleb.

Baje las escaleras lentamente, todo estaba cerrado, como si no hubiese nadie en el lugar, mi corazón se aceleró, la idea de que todo fuese  una trampa rondaba mi cabeza.

n   Veo que te has  recuperado bien de tu herida—la voz de Miguel me tranquilizo—gracias por salvarme.
n  No debes agradecerme nada, tú lo habrías hecho por mí.
n  Eso creo, aunque no sé cómo llegamos hasta acá—fue cuando mi cerebro volvió a coordinar, Caleb. –Se supone que tú estabas desmayada, vaya guerrera que eres.
n  No bromees—le di un golpecito amistoso.
n  Pues no lo hago—fue Caleb quien nos trajo, es mejor que no diga nada.
n  ¿Dónde está todo el  mundo?
n  En una reunión, Helena salió de país, Europa y  Asia oriental son los principales puntos de  reunión de la Institución De La Cruz y no te preocupes por Magdalena, ella está muy bien, al menos con una mejor cara que la tuya—se me había olvidado Magdalena, el día que descubrí la  verdad  acerca de mis tíos ella seguía “internada” en la UCI de la institución.
n   ¿Has tomado desayuno? –fue lo primero que me vino a la mente.
n  No, aun no, ¿Tienes algo en mente?
n  No.
Miguel y yo nos dirigimos a la cocina, aprovechando que todo el mundo estaba pendiente de otras cosas, mi estómago exigía tajantemente algo de comida y yo no estaba dispuesta a hacerlo enojar. Tomamos un par de cosas, frutas, jugos e incluso nos hicimos  unas tostadas, nos sentamos en el patio, sintiendo la fría escarcha, el rocío fresco de la mañana  y el olor a pasto  húmedo, sus ojos claros atraían mi atención, me sentía tan simple a su lado, tan terrenal, siendo él tan de otro planeta.

n   En qué piensas a esta hora de la mañana—se percató de mi déficit atencional.
n  En nada, o quizás en mi vida perfecta—intenté ser graciosa—ya sabes, familia normal, en la escuela genial a la que asisto, en que hoy precisamente no fui (puede que sea fin de semana), en lo bella que debo ser por las mañanas, etc.
n  Pues si eres hermosa por las mañanas—eso me aturdió por completo, nadie, o más bien, ningún chico me lo había dicho. —sólo bromeo—rió—en realidad estas de muerte.
n  Gracias, tú igual, pareces toda una celebridad  un domingo por la mañana.
n  ¿Soy una celebridad? , es la primera vez que me llaman de ese modo, es inocente de tu parte, por no decir infantil—volvió a reírse de mí en mi propia cara.
n  Gracias
n  Por qué agradeces
n  Por salvarme de  mi propia caída, por dedicarme esto.
n  Soy yo quien debe estar agradecido, nunca había estado tendido en el pasto tomando desayuno con una chica…
n  ¿Horrible?
n  No, yo diría, una chica muy especial.
n  Veo que si   ves mucho MTV, es así como los ángeles seducen niñas mundanas como yo.
n  Tú no eres cualquier chica y no tienes nada de terrenal, al contrario estas llena de magia, lo que sucede es que eres demasiado ciega como para apreciarlo, salvaras a al mundo de caer en las  manos de Aloqua, eres completamente única, nadie en este mundo se asemeja a ti y después de todo lo que has vivido sigues estando aquí.
n  Eso me confirma que debes ver mucho MTV.—ambos reímos, algo hizo que me acercara cada vez más a él, que sintiera la necesidad de apoyar mi cabeza en su hombro,  sin embargo, me contuve, no quiero que  mis sentimientos se lleguen a confundir, no seré la próxima Bella Swan 
n   ¿Qué harás más tarde?
n  Pues, ponerme al día con el colegio, debo ir a conseguirme las materias
n  Eso suena extraño, la desadaptada ira a pedir ¡ayuda!—se burló nuevamente de mí, no obstante no pude evitar reírme—aunque si logras que alguien te preste los cuadernos  un día sábado…
n  ¿Es sábado?, pero si ayer era jueves.
n  Mundo real bella durmiente, cuando eres demasiado buena para dormir, es lógico que luego de asesinar a demonios completos te canses un poco.
n  Si, en realidad no fue tan agotador—quise ser sarcástica. No funciono. —me pregunto qué hare ahora que mis tíos no existen, que le diré a la gente cuando me pregunten por ellos,  eran  conocidos por  casi todo el mundo.
n  No te preocupes, Helena se encargó de eso.
n  ¿Si?—no  sé qué pensar, por  la cara que puso Miguel no debe ser nada grato.
n  Bueno los funerales ya fueron, se dio un comunicado en donde se dan las causas de muerte.
n  ¿Causas de muerte?—estoy cada vez más sorprendida.
n  Un incendio acabo con sus vida, excepto la tuya, Helena modifico todos  tus papeles legales, tu padre no ha dado aviso de su existencia, así que  ella pasara a ser   tu “Mami”—volvió a reír.
n  Vaya, eso complementa una vida perfecta.
n  Pero al menos tu  hermana no es un Demonio
n  No sufras, tu madre no se quitó la vida
n  Bueno, la tuya tampoco—eso me hizo recordar la verdadera causa de su muerte.
n  Esto sin duda es un gran tema para iniciar  una conversación.

n  Pero si tú lo hiciste primero, o acaso crees que no me doy cuenta que  me quieres impresionar—trató de arreglar todo lo que  había dicho—no arruines nuestra…
n  ¿cita?
n  Si tú lo quieres  llamar de esa forma, estas en todo tu derecho—bebió un poco de jugo— ¿Qué harás hoy  en la tarde?
n  ¿Me estás invitando a salir?
n  Claro, hoy tendríamos algo así como dos citas en un solo día, tómalo como  una oferta de  última hora—él se acercó más y más
n   Es mejor que me marche—fue la excusa para evitar que me besara.
n  Espera—tomo de mi brazo—quiero hacer esto—se acercó y sus labios tocaron los míos.

Sentí descargas en mi interior una parte de mi quería  besarlo apasionadamente, era evidente que me atraía, pero no estaba dispuesta a  herirlo, lo aparte y corrí directo a mi   habitación.

Trate de pensar en otro cosa,  empero  me fue imposible hacerlo, sus ojos claros, perfectos, su cuerpo marcado, hacían de todo esto una fascinante fantasía de adolescente, es como si esta última semana hubiese cambiado en 180 grados, el corazón me molestaba, estoy completamente confundida, a Miguel  puedo tenerlo  y  tengo la certeza que él puede llegar a  amarme, sin embargo, Caleb,  él  me lleva hasta el universo y me deja caer sin paracaídas,  esto es el inicio de mi martirio, en pleno julio, julio lluvioso , en el fin del mundo, donde estoy completamente sola, sin ningún guardián que me entienda, a veces siento esas terribles ganas de correr  y no parar nunca, la sensación de que no pertenezco a este lugar ni a este tiempo, siendo el avatar que ha llevado por siglos el corazón de un demonio, en realidad se supone que tengo el corazón de la parte “angelical de lucifer”, mierda, eso no sirve de nada, sigo siendo fenómeno .  Estuve encerrada todo el día, no tengo agallas para salir  y mirarlo a  la cara, la lluvia llegaba, escuche que tocaban la puerta, pero no quise abrir, no estoy para nadie, ni que viniese el mismo papa a verme,  ese beso, sus palabras, su respiración, su belleza, tiene todo lo que cualquier chica quisiera. Tarde de melancolía, de confusión, de llanto, de dolor, tristeza, risas, sentimientos encontrados, quise poner la música a todo volumen, encontré la melodía indicada, todo gracias   “YouTube”. Nunca había oído la música de Oscar Byór, nunca es tarde para descubrir algo nuevo,  deje que el viento  abriera la ventana, necesitaba oírlo  entre las hojas de los árboles, que la lluvia entrase en mi vida nuevamente, pensando en todos los  acontecimientos, la farsa del incendio, me pregunto si habrán sacado mis cosas, al menos  tengo mi computadora, revisando el mail, encontré miles de correos mandándome apoyo incondicional, incluso la aseguradora ya me había informado del monto que me correspondería por ser carga de Bruno, aunque todo eso no me importa, lo que realmente deseo es que mis verdaderos tíos puedan descansar en paz, al igual que mi madre, de todo lo demás Helena se encargara.

Golpearon mi puerta, no abriré

n  Lo siento—Miguel disculpándose, me dirigí a la puerta, sin abrirla.
n  No debes pedir disculpas, yo fui la que huyó del lugar.
n  No, fue una imprudencia de mi parte, no volverá a suceder.
n  Lo siento
n  No debes pedirme perdón Abigail, no era mi intención abatirte, ahora si me disculpas debo retirarme.
n  Miguel espera…

Fue inútil, se había marchado.
Me toco el hombro, Miguel había entrado por la ventana

n  Que gracioso Miguel—lo dije casi riéndome de la situación.
n  No soy un Ángel—esa voz.
n  Caleb.
n  Hola, Abigail. —su voz era algo distinta, no tan tensa. Más humana.
n  ¿Qué haces aquí? Si se enteran te mataran.
n  Sólo necesitaba cerciorarme de que te  encontraras bien—tierno.
n  Se supone que tú eres el enemigo.
n  No, yo estoy obligado a serlo,  en el fondo tú y yo sabemos que no  es así, necesitaba verte, y continuar con esto—me tomó fuerte y me beso, este fue distinto, había pasión, casi amor, no pude parar.
Continuamos besándonos, acariciándonos, cuestionándonos si lo que hacemos es correcto o no, sin saber cómo llegamos a esto, su respiración, sus latidos, su calor, podía conocerlo mejor que nadie, dejando que su pasado me envolviese, él me trajo hasta acá luego del último incidente.
Es  algo distinto, estoy destinada a encontrarme con él, sus alas negras cubrían mi cuerpo, la lluvia entraba en mi alcoba, el viento frio, las hojas secas caían, la luna llegaba a ver nuestro encuentro, estrellas cómplices de un amor prohibido, romance, queriendo que esto no se acabase nunca, no podemos alejarnos, por más que mi cordura me  lo refriegue cada vez que pueda, mis sentimientos son más fuertes, su cuerpo moreno, con el dorso desnudo  y tan sólo usando unos jeans negros, un collar colgaba de su cuello, un símbolo, me era familiar, estaba segura de haberlo visto en algún otro sitio.

n  ¿De dónde sacaste este colgante  Caleb?—alejo su rostro del mío.
n  No lo sé, siempre lo he llevado conmigo, alguna idea.
n  Tengo la impresión de haberlo visto en otro lugar, está muy bien hecho, tallado a la perfección.
n  Vaya, impresionante, es de plata pura.

Me incline,  me retire de la cama, algo me estaba incomodando.

n  Sucede algo—su voz era perfecta.
n  No, es  que me encuentro algo abatida, los últimos días han sido algo agobiantes.
n  Entiendo, ¿Quieres que me marche?
n  No, no es eso, en realidad necesito respuestas.

No tenía  la menor idea, no sé por dónde comenzar a preguntar.

n  ¿Por qué no te has liberado del contrato con Aloqua?
n   Bueno, no es que yo no quisiese que esto acabase, pero él no me  ha liberado.
n  Entonces cómo es qué no te ha transformado en  un Demonio—las piezas del  rompecabezas  no se unen, todavía.
n  No tengo idea, él me otorgo estos poderes, me los puede arrebatar, sin embargo, por alguna razón no lo ha hecho, dice que soy especial, que no soy como Heidi ni como ninguno de sus súbditos.
n  Pues claro que no lo eres, tu don es algo ¡fantástico!, decidir quién va al infierno debe ser fabuloso—hay cierto rencor en mis palabras.
n  ¿A dónde quieres llegar Aby?
n  ¿nadie te vio venir? ¿te me apareces de la nada? ¿esto es  una trampa?
n  No, ¡claro que no lo es!, nadie sabe que  estoy aquí.
n  Entonces, dime todo lo que sabes.
n  Ya te lo he dicho.
n  ¡No has dicho nada!
n  Veo que estas algo cansada mejor me retiro—hay  frustración en su mirada, en el fondo tengo la certeza de que él es bueno.
n  Espera…yo…
n  No digas nada, entiendo, intentare responder a todas tus dudas, esto que siento por ti es extraño, como si estuviese predeterminado a protegerte.

El silencio volvió a la habitación, se había marchado, sin duda  hay cosas no encajan y ese símbolo, sé que lo he visto, pero no recuerdo exactamente dónde fue, ni cómo.
Va avanzando la  noche, la oscuridad cubre el cielo, necesito salir, pero no tengo permiso de conducir,  ni tampoco una bicicleta.
Baje las escaleras, busco a Sebastián, él podría ayudarme, tal vez distraerme. Mis intentos no dieron fruto, pregunte por el mayordomo, la respuesta era obvia, se marchó con Helena a Europa.

n  ¿Aburrida? –La voz de Miguel hizo que mi corazón se acelerara.
n  Algo y ¿tú?
n  Escucha, lo siento, no debes sentirte así, no era mi intención—sus ojos celestes, sus cabellos rubios, todo era una mezcla perfecta.
n  No te disculpes, todo está en el  pasado.
n  Qué alivio—suspiró.
n  ¿Sigue en pie tu oferta?—no pude evitar reírme.
n  No lo sé—sus labios volvieron a curvarse—depende de lo que tengas en mente.
n  ¿Bicicletas?, ¿un paseo?—pareció intrigado, como si nunca hubiese ocupado una.
n  Para qué quieres una, cuando puedes volar.

Me llevo al lugar más alto, miro hacia la brillante luna que teníamos, aun no sé a lo que se refiere con volar.

n  ¿lista?—me tendió la mano. Se la tomé.
n  Dónde está el chiste.
n  Ya lo veras.

Me apretó con fuerza, como si nos fuésemos a tirar de un avión, caída libre, pero no era eso, extendió sus enormes alas, blancas y majestuosas, nunca se me paso por la mente, asociar ángeles y alas, me siento estúpida, su corazón estaba feliz, sus latidos me reconfortaban.
Toda la localidad parecía verse más hermosa, la gente era como hormigas, sentí esas ganas de aplastarlas con el dedo. El viento contra mi rostro, la oscuridad y el silencio, hacen  que me sienta en paz.

n  ¿Quieres ir más arriba?—sentí mayor adrenalina ante su pregunta.
n  Por supuesto.

Apuro el ritmo, creí tocar la luna,  traspasar las nubes, sentir las estrellas cada vez más cerca de mí, llegue a sentir  envidia de Miguel, él puede darse este lujo, de volar,  volar sin rumbo, dejarse guiar por el viento, siendo casi mágico. Un lugar tan vacío  y a la vez tan hermoso.

n  ¿Quieres que nos marchemos?—puedo sentir su entusiasmo, él al igual que yo está disfrutando de esta situación.
n  No, desearía quedarme aquí para siempre.
n  No eres la única que piensa así.
n  Me imagino, aunque tú tienes una sutil ventaja.
n  ¿Alas?
n  ¡Bingo!—reímos, de forma instantánea, me apretó más, su respiración es muy relajada, no está tenso, es otro Miguel.
n  No te preocupes, Según los escritos, si llegas a  entender y entrenar tus poderes…
n  ¿Qué?... seré una paloma—mi afirmación lo hiso enfadar por un leve segundo.
n  Soy una paloma, muchas gracias señorita fantasía—no  tengo la seguridad  de cómo lo hizo para darme  la vuelta, estaba contra su pecho ahora, mi corazón contra el suyo— ¿Quieres irte?
n  No lo se
n  Yo quiero quedarme—su rostro se acerca al mío, su respiración es una bella melodía en todo este cielo silencioso.
n  Miguel yo…
n  No digas nada, sólo quiero demostrarte que yo también puedo ser bueno—sus labios se acercaron.
n  Es mejor irnos, me está dando frio.

El silencio, es dueño de todo, bajamos rápidamente,  no quiero herirlo, me es inevitable  el hacerlo, de alguna manera él sabe que mi amor está dirigido hacia otro lugar.

n   Caleb—pronuncio el nombre con odio.
n  No pienses mal Miguel…
n  No lo hago—fue tajante. —es bastante obvio, este último tiempo has escondido tus sueños de mí—estábamos  en el techo, aun me apretaba contra su pecho. —Todo esto no es  casual Abigail,  el hecho que yo este contigo, que pueda ver tus sueños es porque de alguna extraña manera estamos conectados. Estaba escrito que al nacer el portador del corazón de Aloqua, tres grandes  guerreros emergerían de las cenizas para proteger a la elegida, tres ángeles.
n  ¿tres?
n  Sí, pero en este caso los únicos que estamos aquí somos Magdalena y yo, el tercer guardián aun no es encontrado.
n  ¿Magdalena? ¿Mi protectora?—sarcástica—pareciese que ella me odia.
n   No la juzgues ella no es así, lo que sucede es que ,cuando el elegido aparece, o es declarado como tal, nuestros cuerpos experimentan cambios, poderes incontrolables, somos más vulnerables y  nuestro principal objetivo  es mantener con vida al protegido, sabemos lo que siente, lo que piensa, lo que ama y bueno en mi caso tengo la habilidad para saber qué es lo que estas soñando, sin embargo, este don  sólo funciona cuando tú quieres dejarme entrar en tu mente y en estos últimos días no ha sido así.
n  Entonces, Magdalena al igual que tu puede entrar en mi mente…
n  No, ella no puede, soy el único hasta el momento.
n  Y ¿Cuál es el don de ella?
n   Bueno, en realidad Magdalena puede sentir tus  emociones, mucho mejor que Sebastián, ella sufre con tu dolor, ríe con tus alegrías.
n  Comprendo  su rechazo, debe ser bastante  complejo tratar con mis emociones, y mi tercer protector, qué don debe poseer.
n  El tercero… en realidad no tengo la menor idea de cómo describirlo, veras… él sencillamente te ama, su don es entenderte de pies a cabeza, dispuesto a dar todo por ti, mucho más que yo, de hecho creo que eso se lo envidio bastante, quisiera estar en su lugar.
n  No digas eso.
n  Sería más divertido.
n  ¿Divertido?—su boca se volvía a acercar a la mía.
n  Sí, de esa forma no tendrías que estar interesada en ese demonio.
n  No hables de  esa forma—me aparte—no tienes la menor idea de lo que hablas—me retiraba del lugar, enfadada.
n  ¡Espera!—me agarro del brazo fuertemente— ¿Por qué lo defiendes tanto?—sentí ese dolor en el pecho, sus ojos me clavaban en lo más profundo de mi ser.
n  Él no es lo que tú crees, está atado a ese ser despreciable.

Le explique todo lo que sé.
Estaba casi más impresionado que yo.       
Las tazas  estaban calientes, no recuerdo cuando fue la última vez que me tomé un café bien cargado, mis labios habían recuperado el color rosáceo.

n  Entiendo lo que me dices Abigail, sin embargo, las posibilidades de liberarlos son sólo dos.
n  ¿Cuáles?
n  La primera es que el mismo Aloqua lo libere o que Caleb muera—la última palabra sacudió mi corazón
n  Entiendo, pero que tal si uso mi cofre del perdón.
n  Eso no solucionaría nada,   él tiene un contrato irrompible, ni siquiera Dios puede interferir en ello.
Los ojos se llenaron de lágrimas, no puedo salvarlo, por más que lo intento no puedo hacerlo, mis ojos evitan  ver el rostro de Miguel, algo en su hombro me llamo la atención,  la polera manga corta no lo cubría por completo, el símbolo que buscaba exactamente igual al que Caleb tenía en su colgante. 
n  ¿Qué es ese símbolo que tienes tatuado en tu hombro?
n  Este es el que debemos buscar, todos los protectores nacen con este símbolo o tienen algún elemento que lo contenga, es único en el mundo, ya que los simples mundanos no lo pueden ver. — ¿Sucede algo?
n  Ya sé quién es el tercer Guardián… Caleb


Miguel tomo el teléfono  hizo todas las llamadas que pudo, hablo en otras  lenguas, quizás catalán, todo por   ubicar rápidamente a Helena.