viernes, 1 de octubre de 2010

Escotoma

Hola soy nuevo en esto del "Blogg"y de sus características, pero me dedicare a subir una especie de novela que estoy  creando, teniendo en cuenta la opinión de ustedes, los lectores que dedican algo de su tiempo para leer cosas como las mías.


Escotoma


Capitulo I

“Bajo la  Luna llena”




Era de  noche, no paraba de llorar, desconocía la razón, al menos eso pensaba, dentro de mí oscura habitación , la soledad volvía a golpear con fuerza, es que hoy se cumplen diez años, interminables y eternos años, llenos de pesadillas y angustias, en una noche como esta, bajo la luna llena, Mamá decidió poner fin a su vida, frente al rostro perturbado de  una niña, pequeña  y vulnerable, llena de  impotencia, sin saber el por qué, sin poder hacer algo, algo que pudiese haberla salvado de esa soledad, de aquel oscuro lugar, es por eso que cada  14 de junio sucede lo mismo, no puedo dormir, mi mente viaja al pasado y se estanca allí,  en ese pasaje oscuro y tenebroso. Abigail, me llamaba mi madre, ese era su nombre favorito, recuerdo el calor de sus brazos, el de su sonrisa, la belleza radiante de su rostro, sin embargo, todo eso se fue a la mierda. Papá no soporto la noticia, corría desesperado, aquel día de lluvia eterna, no lo toleraba, la ira se apodero completamente de su ser, buscaba un culpable con el que pudiese acabar, alguien que la hubiese colgado, no olvidare aquella mirada de dolor, de cómo esos ojos color calipso se tornaban de  un azul lluvioso, desde entonces no  era el mismo y al poco tiempo me mude  con mis tíos, ellos quedaron con mi tuición legal, mí padre se la cedió, no toleraba verme, era el reflejo del amor de su vida, de vez en cuando llamaba para saber como estaba y si necesitaba algo más, pero no me veía, siempre excusándose en lo mismo, la pena y el odio que sentía por mí, me culpaba en cierta medida y eso lo tendría que soportar por el resto de mi maldita vida, mi terapeuta me receto algunos calmantes, algo para que pudiese dormir en una noche como esta, bajo la hermosa luna llena, empero esto no parece tener efecto, la costumbre de no dormir lo suficiente es más fuerte que esos ridículos fármacos,  se lo he comentado al idiota de mi doctor, pero el hace caso omiso a mis acotaciones, lo más probable es que crea que  soy estúpida  y que necesite atención, al menos es lo que todos esos loqueros piensan, por ello es que ganan dinero, pues basta con que las personas sientan algo de angustia o simplemente pena y ellos ya te recetan todo lo que pueden o lo más probable es que tengas que pagar  una serie de visitas cuando en realidad  ellos son los más inestables, pues muchos llegan a la  locura, ya que no son capaces de separar su vida laborar con la personal, al menos eso he leído y  a veces   es cierto, el idiota que me ve, ya está separado y lo más seguro es que se drogue cada viernes por la noche, en fin, su vida es más vacía que la mía  y todo esto por no dormir en una noche como la de hoy. No evito llenarme de este sentimiento de rabia, el hecho de pensar que yo soy la culpable de que mi madre no este, hace que mi mente quiera explotar, sin embargo, la imagen de mis tíos logran que las ganas desaparezcan por un instante, ya que de alguna manera estoy en deuda con ellos, pues pronto cumpliere dieciséis años y  siempre gastaban dinero comprándome cosas,  la vez anterior me obsequiaron un  computador personal, sólo lo ocupo para escribir los trabajos del colegio  y leer algo que me parezca interesante, nada que este a la moda, sólo algo que me lleva a la destrucción personal,  no obstante no tenía el valor de Florencia, ella se suicido delante de la persona que más amaba,  una pequeña, no podía repetirlo, no cuento con ese valor y tampoco con el castigo del destino, ni enfermedades, sólo con la culpa  y la muerte de mi alma, que mi ser deje de vivir, que  me asemejara a un cadáver viviente, sin corazón, o que tal como aparece en el cine, que algún vampiro o ser mitológico acabe con mi vida en un abrir  y cerrar de ojos, algo simple y rápido, que más puedo pedir, una muerte  fácil y sencilla.

Nunca eh tenido la posibilidad de elegir,  Tío Bruno quiere que sea una joven normal, que olvide  y me sane,  que pueda subsistir, pero eso no es así, Florencia tacho mi destino junto con el suyo, tendría que acabar conmigo de alguna forma, encontrar  el valor necesario, al menos de esa manera papá podría dejar de sufrir  por mi y así vivir en paz.

Aquella noche cerré los ojos pensando en que no despertaría jamás, pero volví a errar, los tenues rayos de sol  entraron  por entre las cortinas llegando suavemente a mi rostro, avisándome que  ya es hora de despertar e ir a la escuela. Tome el ensayo de filosofía, el tema “Mí  Vida en dos  Palabras”  ese era el maldito trabajo, no  necesitaba aportar mucho, en el curso estaba tachada como la antisocial suicida, la chica del pelo negro, aquella que cubre su rostro sin saber por qué. No tenía relación con nadie, por lo tanto comprenderán la sencillez de mi informe, pero a pesar de todo esto, una joven de pelo castaño corto, piel  blanca   y delicada, siempre conseguía sacarme más de alguna palabra. Magdalena, su pequeña risa estremecía a todo el salón, contagiosa  y llena de pureza, simple y bella, la mayoría de mis babosos compañeros la invitaban a salir, pero ella siempre se negaba diciendo “Tengo cosas que hacer, de todos modos muchas gracias”, simple. La profesora Helena pedía los trabajos, ella siempre me intimidaba, era como si supiese lo que estaba pensando, además de hermosa, era inteligente, todo  un ejemplo a seguir, la más exitosa de toda la escuela, el tesoro del pueblo, sin embargo, algo anda mal con ella, sufría de la misma manera que yo, lo notaba en aquella mirada, algunos dicen que es porque su prometido falleció en  un accidente, se desbordaron cuando iban hacia la playa, otros hablan de un asalto a mano armada  y que él por protegerla  salio herido  y  murió a los pocos días. Sin embargo, nada de esto pudo  ser confirmado y jamás se ha tocado el tema.

La tarde pasaba paulatinamente, como ya es de costumbre, llueve, miro por la ventana del salón,  pero no hay nadie, nadie más que yo,  al menos eso pensaba, no prestaba atención a la clase de biología, el Sr. Reyes podría sobrevivir a eso, en realidad todo el mundo podría lograrlo, pero por alguna razón estaba viva, no se cual es, siempre se lo atribuí a la falta de valor para cometer el suicidio, no quería existir, no encajo acá, este no es mi mundo, en realidad ni si quiera sé cual es. El Frío de la sala se hace notar de a poco, el calefactor estaba descompuesto, así que la única manera de calentarse era abrigarse por medio de chaquetas y bufandas, o simplemente correr, lejos, muy lejos de aquí, escapar de este crudo invierno, ir  a donde nadie pueda retrasar tu camino, seguir sin necesidad de llevarte nada ni a nadie, sólo avanzar, a paso raudo. El rostro de magdalena estaba aun más pálido, parece un ángel, un ser totalmente ajeno a este mundo, con sus cabellos claros  y su vista  verdosa, la misma que conocía desde hace  un par de años, era lo más parecido a una amiga, aunque años atrás en mi infancia  tenia  un amigo, era mi vecino y compañero del  jardín, Tomás, ese era su nombre, lo raro es que ya he olvidado su rostro, sólo tengo pequeños rastros, lapsos en que creo verlo, pero no es más que mí imaginación, ya que después del suicidio de mi madre no volvió a aparecer, su padre y él se esfumaron como por arte de magia, haciéndome más  infeliz.


Ya estoy en casa, tía Cristina prepara la cena, y seco mi ropa frente a la estufa, la lluvia se intensifico, se predecía un temporal, algo que sucede cada año, el frío latente de la ciudad, la lluvia cayendo  desde los cielos, el calor de la estufa, un invierno perfecto, mi estación del año preferida, me identificaba bastante con ella,  es depresiva. Estaba totalmente cansada, agotada, decidí  ir a dormir, nada de libros por esta noche.

No era real, me percate por lo perfecto de su rostro, venía a salvarme, me tendía suavemente su mano, de cabellos castaños  y una mirada calipso, no tenía más edad que yo, al menos eso aparentaba, pero del otro lado un ser frío  y perfecto, dañino y adictivo me observaba, su mirada penetrante y profunda, me llamaba, no real me repetí, pero aquel ángel se aferraba a mi como si su vida dependiese de eso, me protegía del un peligro mucho mayor, más allá de  mi misma, el demonio, moreno  y atractivo, perfecto y adictivo, sonreía, no pude evitar la obvia atracción, sentí pavor, un miedo inimaginable, estaba acorralada, había elegido al mal y estaba aterrada,  el ángel desapareció y me quede completamente sola con aquel ser,  era momento de correr, lloraba, trate de despertar pero era imposible, detrás de ese tenebroso ser, hacía  un mar de sombras, y una risa  malvada abordo el lugar, alguien más estaba ahí y lo único que repetía era “ vendrás a mí, eres la fuente de mi poder”… las piernas no daban más, estaban agarrotadas, no había corrido tanto desde la ultima maratón de atletismo de la escuela y de eso ha pasado casi  un año, mis ojos estaban ardiendo, era como si se tornasen de un color rojizo, de pronto el sentimiento que me invadía cambio, ahora era rabia e ira, ganas de asesinar  y de matar a alguien, me di vuelta pero el chico que me seguía había desaparecido, sin embargo, la sombra aun estaba ahí, llamándome, desde su interior una silueta totalmente diferente emergió, traía consigo maldad, y cadáveres, un ser despreciable, de pronto me sentí más  y más sedienta, sedienta de venganza, era mi enemigo, no podía soportar su existencia, pero… “Morirás” fue lo ultimo que le oí.

Mi pesadilla, era clara y aterradora, para evitar que se me olvidase la escribí, era como si llevase  un diario de vida, anotaba cada sueño que me pareciese interesante, evaluando cada posibilidad de que algún día se convirtiesen en realidad, eran cerca de las tres de la mañana y la luna seguía ahí, entre las oscuras nubes lluviosas, entre la soledad de una noche llena de pesadillas, estaba segura que esto no terminaría, aterrada por volver a soñar, tome nuevamente los calmantes para dormir, no quería preocupar más a mis tíos, ya tenían bastantes problemas como para darles otro en que pensar. El sueño se adueño de mi cuerpo, caí lentamente en los efectos de los fármacos, era como si estuviese agonizando, mi propio final, así no molestare más.    

No creía en nada mitológico, no podía dejar de ver aquellos rostros de la noche anterior, no creo en nada de demonios ni ángeles, mucho menos en hombres lobo y vampiros, o es que lo qué sucede en los libros puede ser parte de una realidad, pues para mí eso es basura fantasiosa  y romántica, y eso es lo que más detesto. Toda novela que he leído es lo mismo de siempre, personajes bellos  y perfectos nada de obesas,  ni raquíticos esqueléticos, solo personajes de otro mundo (Como los de mi sueño), pues no deseo eso. Creo que ha quedado claro, lo suficiente.
 Este fin de semana quede de ayudar al tío Bruno  ordenar el sótano, había que  reciclar  y votar un montón de mierda guardada en cajas, cosas de antaño, vestidos y juguetes de mí infancia. Tía Cristina quería tomar ese espacio y poner su tienda de ropa americana, desde que la conozco que ha deseado lo mismo, por ello es que Bruno tuvo que hacerlo, se lo había prometido hace bastante tiempo y que mejor que  realizar todo esto en pleno invierno, llevaba la su cuarta caja hacia el patio, sin embargo algo no encaja.  

n  Puedes comenzar de ese lado—la voz del Tío Bruno no había cambiado en nada, el mismo tono grave de siempre.
n  Sí—afirme mientras el sostenía una caja de color blanco, la única con ese color, así que supuse que tenía cosas de mas valor que las demás.
n  Quieres llevar esta caja a tú habitación—su voz cambio, ahora estaba tenso.
n  ¿Qué sucede?—pregunte, aun estando confundida por sus cambios de humor.
n  Esta caja te pertenece—va, para que quiero basura—son  las cosas de tú madre—esa última palabra golpeo fuerte.

No supe que decir, sólo tome la caja y me marche, Bruno no dijo nada, me conocía bien  y sabía como me sentía, de hecho él  y tía Cristina, no hablaban del tema, al menos no frente de mí. El corazón me latía rápido, me encerré en el cuarto, no tenía idea, no sabía por donde empezar, mis manos temblaban, jamás me había imaginado que en esta casa tuviesen algo relacionado con Florencia, a excepción de mí.
El olor a papel viejo inundo la habitación, entre las cosas  un antiguo vestido verde, unas fotos  y cuadernos de su época escolar y entre todos esas cosas, una libreta de colores tierras, llamaba toda mi atención, su pequeño diario de vida, de pronto el extraño miedo se aferro a mi, lloraba, cualquier cosa que  me la recordase me haría llegar a ese estado, las primeras paginas hablaban de  sus primeros meses de embarazo, la amabilidad de papá y de los nombres que me pondrían en caso de ser varón, de sus innumerables sueños, de cómo se comportaría como madre y de sus planes de poner su propia tienda de arte y lectura, todo marchaba de maravilla, pero de pronto habla de  un hombre, alguien que no conoce, que viene a torturarla, no directamente,  todo por sus sueños, es casi sicótico.

“Abigail cumple hoy un año de vida, pero él no ha parado de torturarme, me la  arrebatara, se la quiere llevar lejos, donde nadie la encuentre, debo mantener la cordura, me encerraran  y le facilitare el trabajo, sólo pido a Dios una pequeña ayuda, alguien que me rescate de este infierno, de este mundo oscuro, donde nada es luz y todo se convierte en un grito desesperado.”

No pude controlarlo, abrí la ventana  y grite, como nunca antes, algo andaba mal y no dejaba pensar en ello, era como si quisiese avanzar  más  y más, pero el miedo y el terror me lo impedían. Los ojos me jugaron una mala pasada, ahora veía las mimas sombras de aquella noche, la misma silueta, algo delgada, dispuesta a matarme, me puse rápidamente de pie, mis manos tomaron una extraña posición, como si supiesen atacar, me defendería, pero él no se intimido, siguió adelante, tomo mi rostro, sentí sus heladas manos, su cara  era perfecta, no era el demonio de mi pesadilla, si  no que era aquella sombra con una extraña silueta, el jefe, mi corazón latía de prisa, como si fuese a morir, me tomo fuerte y me  susurro al oído “ Vas a venir  a mí” posteriormente me soltó dejándome caer al suelo, no me recuperaba del todo cuando sentí  a la tía Cristina entrar a mi cuarto, me abrazo e inmediatamente y me puse a llorar, ella  es lo más parecido a una madre.

n  Pensé que jamás lo leerías. —dijo.
n  ¿Sabías de su existencia? 
n  Por supuesto, es el diario de mi hermana y luego de su repentina muerte sentí la necesidad de leerlo—su rostro no era el de siempre, estaba seria y parecía estar con la mente perdida. Para habitual, luego me fije que el reloj de pulsera lo llevaba puesto en la mano equivocada, siempre lo usaba en la izquierda y ahora estaba en la derecha.
n  Tú no eres Cristina—esa frase  hizo que se lanzara sobre mí, sus ojos cambiaron de castaño a  un rojo oscuro, su cuerpo  dejo de tener la misma forma, su rostro se transformo en el de  una bestia— ¡¿Quién eres?!
n  Veo que no recuerdas, tal vez si tomase este rostro podrías recordar  un poco más—curvo sus labios, estaba atrapada.
n  No sé de qué diablos hablas, ¡Lárgate!—su rostro se había transformado, ahora un pequeño niño, de no más de 4 cuatro años— ¿Qué sucede?
n  Vamos a jugar Aby—El pequeño era Tomás, no podía creerlo, su sonrisa esta vez fue macabra, su aspecto endemoniado me destrozaba.
n  ¿Quién eres? ¿Por qué tienes ese rostro? ¡Dime!
n  Veo que tardaras más en entender, has leído ya ese diario o lo suficiente como para darte cuenta de  mi existencia, soy el ser que destruyó a tu inútil madre—la furia creció, de mis manos salieron garras, mi cabello se endureció, mis ojos se tornaron de  un rojizo color, lo sentí podía ver lo que fuese, una extraña fuerza se apodero de mi ser. —Vaya veo que tus poderes están haciendo su entrada… interesante.
n  Morirás—me lancé sobre él, destrozaría la garganta y bebería su sangre, mis dientes se tornaron grandes y con un hermoso filo.
n  Yo no creo eso.


El resto sólo pertenece a un sueño, aun me tiemblan  las manos y mi cuerpo no se recuperaba, era como si hubiese sido golpeada y a mi lado el diario  de mi madre, al abrirlo me encontré con las mismas palabras, el mismo tormentoso ser, sin embargo, algo había cambiado… “Vendrás a mí” esas eran las palabras escritas en la tapa del cuaderno. Lo que había pasado no era una pesadilla, fue real, alguien me torturaría por el resto de mi vida, a menos que hiciese algo para evitarlo, algo como lo que hizo Florencia, el suicidio.  Sólo la luna    llena era testigo de lo ocurrido, siempre me observaba, frente a mi ventana, en una noche llena de pesadillas, en una terrible oscuridad, estaba ella para alumbrar mi inestable noche, a veces sentía que en  las sombras mi  mente estaba incluso más relajada, pero el último tiempo no era así, todo se convertía en oscuridad, aquel ser estaba dispuesto a apoderarse por completo de mi   y aun me pregunto qué diablos hacer, nunca había sentido la necesidad de saber que fue lo que llevo a mi madre al suicidio, me había conformado simplemente con la posibilidad de que no era  feliz conmigo y papá, que no  quería verme o simplemente jamás quiso estar cerca de mi, pero por qué escribiría esas cosas,  ¡qué mierda tengo yo! , lo que más me atormentaba era la posibilidad de  que mis tíos supiesen lo que ocurría, no quería lastimarlos, sobre todo a tía Cristina, ella no soportaría otra perdida, apenas pudo con lo de mi madre, su hermana melliza, jamás se percato de nada y eso la hacía sentir muy mal, por ello es que no dudo en tomar mi custodia legal, de manera de  ayudar a  bajar el peso que llevaba sobre sus hombros.
Los días continuaban sin ninguna extraña aparición, por ello pensé que estaría enferma, algo así como esquizofrenia, o simplemente demencia, lo pienso ya que todas las frases  extrañas desaparecieron del diario de mi madre, incluso la parte en donde describía a este sujeto que la atormentaba, es como si mi cabeza se hubiese imaginado todo, por ello es que me siento totalmente perdida, no se cómo reaccionar,  realmente  estoy nublada, una extraña niebla cubría la noche, dejando a la luna apartada de mi.

En la escuela las cosas seguían siendo las mismas,  trabajos, exámenes, escuchar como mis compañeros hacen apuestas, quieren saber quien es el más exitoso con las chicas, por su puesto que nadie se me acerca, tienen temor, como si mordiese, pero es mucho mejor así, sólo debo preocuparme por mi, y mi ridícula  vida . Helena, la profesora de filosofía hablaba del famoso mito de la caverna y de cómo es representado en la actualidad, acotando además que los trabajos estaban regulares, en fin, vuelve la monotonía, sin sueños que merezcan la pena, nada bueno que recordar, leyendo la misma basura de Internet, nuevas novelas adolescentes, vampiros  y hombres lobo, eso esta de moda, pero dentro de todas esas novelas  una logró llamar mi atención, pues claro no era algo muy convencional, “Visiones y significados de los sueños” estaba en oferta, por lo tanto decidí comprarlo, tal vez acá encuentre algo interesante, alguna explicación, por más ridícula que parezca.

n  Abigail, Podrías repetir lo que acabo de decir—vaya, grave error, la profesora noto que estaba completamente distraída.
n  Pues no lo se, lo siento—nadie  de los presentes me prestó algún tipo de ayuda, de hecho creo que las niñas populares del salón se largaron a reír.
n  También lo lamento, tendrás que quedarte después de clases.

No tenía opción, me quedaré castigada y por lo que veo no sólo hoy, sino talvez toda la semana, y eso que recién es lunes, puede acaso empeorar mi suerte, si es que de verdad importa, pues jamás he creído en esas cosas, estupideces, lo único que me interesa  es llegar al fondo del asunto, estas raras imágenes, pesadillas, apariciones y ahora recuerdos borrosos, como si  todo haya sido parte de  mi imaginación.

Apareció la lluvia, alrededor de las cuatro de la tarde, aburrida en la sala de castigos, sola sin nada que hacer, apareció frente a mi, con su hermosura y perfecta figura, la profesora Helena, aunque se me es extraño decirle de esa forma, cuando tan sólo tiene 23 años, es una joven maestra, de alto coeficiente intelectual, gracias a esto  pudo adelantar ramos en la  universidad, por ello es que  egresó antes que el resto de su generación.

n  ¿Qué sucede?—Exigía mi respuesta, se me olvidaba lo estricta que era.
n  Nada en particular.
n  Pues no te creo Abigail, siempre estas atenta a la clase y veo que en estos  últimos días pareces distraída, así que no me dejas más opción que hablar  con tus tutores.
n  ¿Qué?, no, la verdad no hace falta—me desespere.
n  Entonces habla
n  Es que últimamente me he sentido algo resfriada—mentí, debo decir que en eso soy muy  buena.
n  Vaya no te he escuchado toser.

No fue necesaria mi respuesta, él estaba al lado mío susurrando nuevamente, “Ven a mi”, trataba de contenerme, pero comencé a transpirar como nunca antes, me sudaban demasiado las manos.

n  Abigail, ¡¿Qué te ocurre?!—Helena me gritaba, al ver que me ponía más  y más pálida.

“Mátala, sé que puedes hacerlo” esa voz me vuelve completamente loca, quería correr, pero a la vez tenía mucha sed, y Helena parecía la presa perfecta, completamente vulnerable, enloquecida me abalancé sobre ella.
n  ¡Magdalena!— gritaba Helena, no sabía como detenerme—Pronto, está fuera de control, Aloqua la está manipulando—esas palabras me dejaron aturdida y pude detenerme.
n  ¡Que diablos estoy  haciendo!
n  Tranquila Abigail—esa suave voz era de Magdalena, llego con toda su luminosidad.
n  Llama al resto del equipo, hay que purificar este lugar—no comprendía ni una palabra que decía Helena.
n  Entendido.
n  ¿Qué sucede?
n  Ya te  enteraras ahora quédate acá—me intento calmar, pero no tuvo resultado—atacaran pronto, debemos estar alerta.
n   ¿Quiénes?
n  Magdalena—esta vez hablaron por celular—Trae a Miguel, ¡pronto!
n  Helena que mierda sucede—estalle en llanto, me encontraba sorprendida de que la profesora estuviese al tanto de  las alucinaciones que tenía, ahora todo era real.
n  Escúchame, calma, calma, Miguel estará contigo, él te llevara a casa…

No comprendí absolutamente nada, desperté en casa, baje  rápidamente las escaleras, necesitaba asegurarme de que lo ocurrido fuese  real, pero me encontré con la misma escena de todos los días, Tía Cristina  estaba en la cocina viendo el noticiero de la noche mientras que Tío Bruno  leía el diario en el comedor, es como si me hubiese imaginado todo, no sabía si preguntar o simplemente olvidar.
Las cosas marcharon igual, cuando le   pregunte a tía Cristina acerca de   mí hora de llegada, ella dijo que fue la de siempre,  cuatro de la tarde, me asuste, fantasmas andan en mi cabeza, no logro entender qué es lo que sucede conmigo.

Volví a dormir tranquilamente,  los días pasaban sin nada que acotar, leí varias veces el diario de mamá, pero nada  logro entender, los párrafos en donde describía a ese sujeto que la atormentaban desaparecieron como por arte de magia,  en el libro que compre acerca de los sueños aun  no aparece algo que de verdad me importe,  en realidad ni siquiera lo he leído, Magdalena  y los otros compañeros no presentan ningún cambio, las vacaciones de invierno se acercan, otro lluvioso Julio, he pensado en hacer  una expedición,  me gustaría adentrarme en algún bosque cualquiera, perderme por semanas, días, eternidades, olvidar  y despejar mi cabeza, pero de algún modo   sé que esto no está bien, cosas extrañas suceden y lo peor es que sólo ocurren en mi mente, nada se ve reflejado en los pensamientos de los demás,  investigué  acerca de demonios   y esas cosas, pero nada aparece, sólo un nombre extraño Aloqua,  se dice que es un demonio de apariencia femenina y que tiene la capacidad de  inducir a las personas al suicidio, sin embargo, todo  esto es demasiado extraño, como si esas cosas existiesen, por otra parte la información  obtenida de Internet no siempre es fidedigna.  A veces nadie parece entender, la luna sigue estando allí, pero su tonalidad cada vez más se acerca al azul, es qué acaso estoy cayendo sin que nadie pueda detenerme, me siento sola, pues es casi obvio ¿no?, la lluvia cae sin césar.

Las pesadillas ya no invaden mi inestable cabeza,  al parecer estoy mejorando, o quizás sólo necesito un poco de tiempo para darme cuenta de lo loca que estoy, no obstante qué es este dolor, un vacío, necesito saber, no tengo la certeza de que es lo que me hace falta, lo único claro es que “Aloqua” es el nombre que se la ha dado  a un ser demoníaco, aunque no logro comprender el  por qué Helena lo nombra en mi pesadilla, quienes son aquellos hermosos y perfectos rostros en mis eternas noches de sueños, quién diablos es Miguel, o simplemente quién soy yo. Bajo estas interrogantes logre caer  en un sueño adormecedor y suave, estaba segura que volvería a ver lo mismo que había  presenciado en mis anteriores pesadillas. La luna llena estaría ahí  en la siguiente noche.


PRONTO SUBIRE SEGUNDO CAPITULO, ESPERO QUE PUEDAN COMENTAR ACERCA DE LO QUE ESTOY SUBIENDO.....

GRACIAS!

   A-WALKER.

No hay comentarios:

Publicar un comentario